Una guerrera hasta el final

Entrevista a Magdalena Rita Argañaraz, mamá de Anabel (paciente con diabetes tipo 1) de la localidad de Joaquín V. González.

Por Daniela Mamani y Omar Acuña.

“Que decir, como madre no fue fácil atravesar este duro y largo proceso al cual nos llevó la diabetes, pero eso no me dio motivos para deprimirme. Si algo debía hacer era ser fuerte y estar al lado tomando la mano de mi hija para decirle: “vas a lograrlo, vas a levantarte y ser fuerte de nuevo”. Las cosas de la vida no siempre son como uno las espera, muchas veces nos da sorpresas que nos marcan. Para nuestros hijos será el mayor y más sacrificado esfuerzo que deban hacer en sus vidas, se enojarán, sacaran a la luz su rebeldía, llorarán, se harán miles de preguntas que ellos mismos creerán que no tienen respuesta. Pero para eso estamos nosotros, para ser el pilar que los sostenga, la mano dura que, si bien les molesta, más adelante terminaran por comprender que siempre es por su bien, por su salud. No tengamos miedo a equivocarnos, si Dios nos puso en este camino fué para aprender juntos de los errores y para levantarnos de las caídas, a todos los padres les digo, ya sea que estén en esto hace mucho o hace poco tiempo, que no bajemos los brazos. La diabetes no es solo una enfermedad, es una oportunidad que se nos dió para estar más unidos y llevar una más saludable y mejor”.

-¿Por cuántos integrantes está compuesta su familia?

“Mi familia está conformada por mi esposo Ernesto y mis 2 hijas: María José de 15 años y Anabel de 17 (que es la que padece diabetes). Somos una familia trabajadora y con una gran corazón; actualmente vivimos en Joaquín V. González, Departamento Anta”.

-¿A qué edad le detectaron la enfermedad a Anabel y qué fue lo primero que pensó usted cuando le dieron esa noticia?

“Le detectaron la enfermedad a los 8 años de edad, cuando era tan solo una niña. Pensé que iba a ser difícil, por tantas cosas que se decían de esta enfermedad; todas erróneas, por supuesto. Por eso, cuando me informé bien, me di cuenta que la diabetes no es un obstáculo para seguir viviendo y que se puede llevar una vida normal, acorde a los cuidados e indicaciones del médico”.

-¿Cómo reaccionó Anabel ante esta situación?

“Anabel lloraba mucho por las noches y tenía mucho miedo. A pesar de su corta edad, ella se daba cuenta de todo lo que sucedía. No puedo decirte qué es lo que pasaba por su cabecita en ese entonces; pero estoy convencida que le inquietaba mucho su nueva realidad. Con el paso de los años, aprendió a sobrellevarla muy bien”.

-¿Cómo fue el inicio?

“Fue muy duro para ella; estaba acostumbrada a comer de todo y en especial cosas dulces, como todo niño. Al principio, se enojaba mucho y renegaba de su nuevo modo de alimentación. Pasó a tener una dieta acorde a sus nuevas necesidades de salud; pero luego se dio cuenta que fue lo mejor para ella”.

-¿Cómo lo asimiló su familia?

“Fueron momentos difíciles para toda la familia. Sabíamos algo de la enfermedad, pero no teníamos la información necesaria; por eso cuando llegamos a Salta, nos asesoramos más al respecto. Allí conocimos a muchos profesionales -entre ellos la Dra. Gloria Montagna de De Freijo– quien nos ayudó a entender y conocer más sobre la enfermedad. Aprendimos mucho y esto nos sirvió para poder acompañar a nuestra hija en el cuidado de su salud.

-¿Cómo conocieron al Grupo PANDIS?

Conocimos a PANDIS a través de Maritza, con quien tuvimos contacto por primera vez en un campamento que suele realizarse anualmente. La verdad es que tengo un concepto maravilloso de este grupo y me siento muy contenta; aunque –debido a la distancia- no puedo participar seguido de las actividades que realizan; pero valoro mucho a esta mujer por el gran esfuerzo y trabajo que lleva adelante por las personas en nuestra misma condición.”

-¿Cómo es hoy un día en la vida de Anabel?

“Hoy, un día en la vida de mi Anabel es una vida “casi normal”, diríamos. Ella realiza sus actividades rutinarias como cualquier chica de su edad: levantarse temprano, desayunar, controlarse la glucemia, ir al colegio (a la mañana), estudiar música (por las tardes) y hacer actividad física. A pesar de todos los obstáculos que le puso la diabetes, mi hija aprendió a convivir con su enfermedad y eso no le impide poder cumplir sus sueños y metas en esta vida”.

-¿Qué consejo le daría Usted a alguien que le acaban de diagnosticar diabetes?

“Mi consejo sería que no se asusten, que el miedo no les gane, que no duden en buscar ayuda, y que se aferren más a sus seres queridos. Hoy en día, cuentan con el apoyo de muchos especialistas y con una organización -como la de PANDIS- que los van acompañar en este proceso. También debo decirles que tengan mucha paciencia, porque tal vez llegue un momento donde no sientan fuerzas y quieran bajar los brazos; pero no se den por vencidos. Finalmente, y quizás lo más importante, que  tengan mucha perseverancia en esta lucha, porque no están solos”.